EL FINAL:
Felicidad y muerte parecen a simple vista dos términos mutuamente excluyentes en las culturas occidentales. La felicidad como anhelo y aspiración de todo ser humano es la motivación que está en la base de todas las demás motivaciones, ella es la aspiración de todo ser humano desde que nace hasta que muere pero ¿es posible la felicidad cuando en la vida se incluye el horizonte de la muerte? Se supone que la muerte tiene sentido cuando la vida está llena de sentido (21).
La felicidad no sólo consiste en estar bien sino en estar haciendo algo que llene la vida. La felicidad es inseparable del sentido de la vida y la muerte da sentido y valor a cada minuto de la vida. El horizonte de la muerte nos obliga a seleccionar bien los elementos que son vitales a nuestra vida y nos lleva a organizar nuestra escala de valores diferenciando bien entre fines y medios, entre lo que es importante para la vida y lo que sólo es secundario. La perspectiva de la muerte nos ayuda a ser libres, a no apegarnos excesivamente a las cosas que ejercen dominio posesivo sobre las personas y pueden ahogar nuestras ansias de felicidad y de libertad.
El ser humano es mortal porque su vida está abierta a la inmortalidad. Todo mundo sabe que morirá pero nadie puede estar seguro que con la muerte terminará absolutamente su realidad. Del grado y el tipo de perduración en la vida terrenal o en otra, depende su sentido de la felicidad. En la actualidad se observa una actitud más saludable hacia la muerte, se busca comprenderla, explora los aspectos emocionales, morales y prácticos que la circundan y tratan de hacer de este hecho de la vida como positivo, tomando ideas de las culturas orientales.
El declive físico y las pérdidas de las capacidades, comienzan el proceso de revisión de la propia vida. Ante esta revisión, el adulto mayor puede sentirse angustiado, culpable, deprimido o desesperado (14) pero cuando los conflictos pueden superar la desesperación puede surgir la integridad, habiendo descubierto el sentido de la vida. Quienes no hacen esta revisión no siempre reestructuran el pasado de modo que aumente su integridad.
Cuando la muerte se acerca, las personas entran a la trayectoria de la muerte. Las distintas sociedades y religiones tienen conceptos diferentes al modo adecuado de morir. En nuestra sociedad aún se espera que muera acompañada de sus familiares y amigos, con un mínimo de interferencia técnica y control del sufrimiento. Con la tecnología actual se prolonga el sufrimiento y priva a la persona de su control y dignidad (13). En nuestra sociedad cristiana, la promesa de la inmortalidad ayuda a las personas a encontrar un sentido a su vida.
Al hablar de muerte se hace indispensable hablar del suicidio y la eutanasia y reflexionar sobre ellos. La enfermedad asociada a la vejez, es un elemento autodestructivo que compromete la esfera interior de quien la padece. De ahí que la muerte adquiera la dimensión de una necesidad sentida. El hombre enfermo desahuciado, ya no se abre al mundo; es una miseria material y moral y peor aún, cuando siente que se convierte en una carga para otros o si sabe que no existe alguien quien se encargue de él. La tentación al suicidio aparece y puede llegar a convertirse en una obsesión., la que dice el filósofo Sciacca, es el vértigo de la libertad que decide incluso contra toda norma (11).
Jay Katz dice que el derecho a la autodeterminación es el derecho de la persona a tomar sus propias determinaciones sin que otros se entremetan (19). Sin embargo cada País tiene su legislación y en general están en contra de la eutanasia, dejando sólo el suicidio como opción para algunos de estos viejos. En su Historia Natural, Plinio El Viejo,. aseguraba que de que la naturaleza concedió al hombre, una muerte a tiempo y lo óptimo (19) que es que cada uno se la pueda dar a sí mismo. Tomás Moro en su Utopía trae un pasaje que pone de presente una situación de lo mejor resuelta (según el autor) si aceptamos que lo que ocurría en ese País de ensueño era lo ideal. “Ponen fin a sus vidas voluntariamente con hambre o en su sueño, sin ninguna sensación de agonía”.
Noruega ya legisló hace unos 2 años a favor de la Eutanasia mientras otros países aún debaten sobre este asunto. El suicidio asistido o ayudado por el médico, al igual que la eutanasia directa están absolutamente prohibidos por la moral médica vigente. Sin embargo, no es correcto que el médico sea el dispensador de la muerte, tampoco lo es que sea él quien la difiera cuando la razón hace aconsejable su presencia. (19)
En el caso del paciente que carece de capacidad para tomar decisiones, se hace un manejo especial, inteligente y paciente. En la incompetencia mental, la demencia senil; en la a permanencia o la irreversibilidad de la enfermedad Alzheimer versus drogas, infección, trastorno metabólico, la familia debe conocer los cuidados que requieren estos pacientes. Por ello, es de gran responsabilidad de los encargados el aplicar las pruebas de competencia mental, como son las de orientación de tiempo, lugar y persona; las de memoria, cálculo aritmético, comprensión del lenguaje oral y escrito, etc. (23).
La situación de salud de los ancianos tiene que ver con el principio de justicia, es decir, con la distribución equitativa de los recursos disponibles. He aquí una situación que pone a prueba el buen juicio, la sindéresis del médico, en particular del médico administrador, pues puede suceder que se presente una coalición de principios al tener que privar de la atención a un anciano para suministrársela a un paciente con mejores perspectivas de sobrevivencia. Dar la orden de “no resucitar” “no dializar”, “no transplantar”, “no operar”, supone una reflexión ética de quien la dicta o del grupo de personas encargadas de tomar la decisión después de analizar diversos aspectos fácticos y teóricos que rodean tan delicada circunstancia. A no dudar, la edad como criterio es una forma odiosa de discriminación (23).
David Callahan opina que la Medicina, en relación con la edad podría tener dos metas: una, evitar la muerte prematura y, otra, aliviar el sufrimiento, mejor que extender la vida después de que el ciclo natural se ha completado.
CONCLUSIONES:
A pesar del deterioro físico muchos adultos mayores enfrentan esta etapa con una actitud juvenil, llevan una vida activa, rica en experiencias, muy satisfactoria.
El envejecimiento biológico es fomentado por la estructura social como familias sobre protectoras que limitan la libertad de los adultos mayores y los tratan como “minusválidos”y no se dan cuenta que si tienen buena salud, ellos pueden realizar las mismas cosas sólo que más lentamente, que se cansan más rápidamente.
La edad avanzada no es signo de decaimiento o incapacidad intelectual. Es evidente que muchas personas siguen aportando en diferentes áreas del conocimiento, de la política, de las artes. Por ejemplo Miguel Angel, Leonardo da Vinci, John Glen, George Bernard Shaw, León Tolstoi, Sir. Winston Churchill, Freud, Einstein, Erikson, Picasso, y muchos otros, tuvieron una prolífica actividad creativa hasta sus últimos años (24).
En resumen, el problema principal radica en la sociedad; en la falta de políticas oficiales, no paternalistas, que integren a los mayores con el resto de la población y que les permitan desarrollar todas sus capacidades generativas. Que se les respete y vea como individuos sabios, con experiencia, útiles a la sociedad como conjunto.
También nos hace falta reflexionar en que los niños y adolescentes de ahora serán los adultos mayores de mañana. La proporción que ellos ocuparán en la población mexicana será más de la tercera parte de la total. ¿Los estamos preparando para llegar a serlo con satisfacción y dignidad?
¿Tendremos una estructura adecuada y servicios suficientes para ellos?¿Estarán educados para llegar a ser adultos mayores satisfechos, útiles y autónomos?
Monroy, A.(2005). Aspectos psicológicos y psiquiátricos del adulto mayor. Recuperado el 31 de Octubre de 2013 de, http://www.amapsi.org/portal/index.php?Itemid=110&id=103&option=com_content&task=view